jueves, 26 de noviembre de 2009

¿Es Twitter imprescindible para los periodistas?



Ha nacido una nueva herramienta. Lleva un tiempo con nosotros, aunque aún hay algunos que la desconocen. Estoy hablando de Twitter, el microblogging que a muchos engancha. Y engancha porque puedes decir lo que piensas, lo que descubres por la red, lo que publicas en tus blogs o simplemente lo que quieras. Escribes y lees todo lo que otros dicen en sólo 140 caracteres. Comunicación sencilla y rápida, sobre todo rápida.

Y como era de esperar, una herramienta así acabaría captada por los periodistas. ¿Qué mejor que una mini conversación donde la gente, especialista o no, pudiera expresarse libremente y de forma rápida? Está claro que esta cualidad, la rapidez, está muy identificada con la vida diaria del trabajo de estos profesionales. Apenas hay tiempo de documentar las informaciones, de contrastar, de realizar una elaboración pausada y pensada concienzudamente de las noticias que salen cada día. Por eso, con Twitter los periodistas pueden recibir las diversas mini informaciones en el acto.

Pero además de este poco tiempo, hay otras razones por las que Twitter se convierte en un instrumento útil para el periodismo. En Re-Visto lo dicen claro: si quieres saber si Twitter sirve para algo debes entrar y twitear por ti mismo durante un tiempo. Y es que es como cualquier otra herramienta. No vale usarla y que una primera impresión o mala experiencia te lleve a abandonarla. Hay que continuar y descubrir su encanto.
En este portal nos cuentan que Twitter es bueno porque podemos personalizar la información que nos llega. Y es verdad. Tú eliges quién te informa con más poder que en ningún otro sitio, porque tú eres quien decide a quién seguir, es decir, escuchar o lo que sería más correcto, leer.

Y como seguimos a quienes queremos o encontramos por la red tuitera, podemos hacer nuevos “amigos” bastante interesantes. Hablarles es sencillo: pones @ más el nombre por el que se identifica cada uno y ya está. Así se le destacará en su Twitter y sabrá que le estás reclamando atención.  Ponerse en contacto así es bastante fácil y puede salvarte el trabajo más de una vez, con ideas nuevas u oportunidades para entrevistas o acreditaciones.

Aquí también entra en juego el poder de preguntar a muchas personas qué piensan sobre algo. En mi mismo Twitter un compañero preguntó acerca de un destino hacia donde viajar. Al igual que preguntan este tipo de cosas, también se puede hacer una “encuesta” desde casa sobre algo que quieras investigar. Es fácil, no tienes ni que salir de casa.

Y por último, el “autobombo” en el buen sentido de la palabra. Tú escribes algo y existe la posibilidad de retweet, que se podría explicar como la versión cibernética del boca a boca. Reenvío lo que escribe otro para que mis contactos lo sepan. Así tu mensaje llega a miles de personas en pocos instantes.

Pero ante todo, Twitter aporta una capacidad increíble de estar informado de lo que dicen los medios oficiales -El País, The Times,...- y de blogs y personas de la calle, que viven cada día y a las que le preocupan cosas que, quizás, no se recojan en estos medios.

Rapidez, información personalizada, posibilidad de hacer nuevos contactos a los que pedir consejo y opiniones y que gracias a ellos, tu mensaje llega muy lejos. ¿Qué más podría pedir un periodista? ¿Si tenemos una herramienta así, por qué no usarla?

viernes, 20 de noviembre de 2009

Nunca muerdas la mano de la fuente que te da de comer

Como bien dice el dicho... no hay que morder ciertas manos. Más, si de esas manos dependen algunos aspectos de tu vida. Un periodista lo sabe bien y por eso, sabe cuidar aquellas manos que le dan información interesante cada vez que lo necesita. Y es fácil entenderlo porque si tratas mal a tu fuente, dejará de serlo.

Cuando te dispones a recibir información de una fuente, ésta tiene diferentes posibles reacciones a la hora de dártela. La situación perfecta sería aquella en la que te ofrece toda la información y no tiene ningún problema en que la publiques y la nombres. Pero esta atribución on the record es el máximo de la buena suerte. Los problemas vienen cuando esta buena racha se te acaba. Puede que la fuente no quiera que nombres directamente o que ni siquiera des la información que te proporciona. En tales casos es de agradecer su colaboración, pero ¿qué hacemos nosotros cuando nuestro jefe te dice que tienes dos páginas o un vídeo que hacer, te pongas como te pongas?


Nuestro pequeño "pepito grillo" acude a nosotros y nos dice: "si publicas la información de la forma en que la fuente no quiere, la perderás. Sé bueno y busca otra solución". Sin embargo, podría invadirnos el temor de no contentar al jefe y guardaríamos nuestra ética en el bolsillo para sacar adelante nuestro trabajo del día. Entonces, ¿qué primaría más, nuestra relación con el jefe o nuestro buen hacer periodístico?


Ante este dilema periodístico se pueden extraer unas algunas normas básicas de lo que se podría llamar un buen comportamiento en nuestro trabajo diario:
  • Si te dice que no lo publiques, hazle caso. Al fin y al cabo, no es el que te paga, pero es por el que escribes cada día y por el que tu jefe te felicita por el "buen trabajo por esa información privilegiada".
  • Si tienes que conseguir información y sabes que no te van a hablar, deja de parecer un agente secreto con cámaras ocultas que te darán una magnífica exclusiva. La tendrás pero no la podrás publicar y si te cogen, estás sentenciado al eterno silencio.
  • Lo mejor ante una fuente poco receptiva es ganársela poco a poco. Que vea que eres de fiar y eso no se consigue con juegos sucios.
  • Si el jefe te pide algo, evidentemente dile que sí. Pero luego haz lo que puedas según lo moralmente adecuado. Eso de hacer llorar a una madre que ha perdido una hija queda muy bien para la audiencia, pero muy mal para lo que puede decir de ti.
  • Mira a los compañeros de profesión como a compañeros, no como a competencia. A veces es difícil, pero ¿quién mejor para echarte una mano? ¿y para que tú se la eches?
  • No te coviertas en la voz de los gabinetes de prensa. Es muy cómodo recibir la información ya preparada para publicar, pero acuérdate de que a veces, hay que dar más versiones y que todo lo que nos ofrecen no tiene que publicarse. Selecciona.
  • Procura acudir, en los casos de conflicto sobre todo, a más de una fuente y dar la versión de todas en tu noticia. Cuanto más profundices en el tema mejor (ya, la rapidez informativa no lo permite muchas veces, pero haz lo que puedas)
  • Y por supuesto, dale más valor a lo que crees que es ético y déjate de seguir instrucciones sin pensar. Los buenos periodistas saben elegir lo adecuado y tienen capacidad para reflexionar por sí mismos. Añade algo más a tu información.

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